miércoles, 30 de junio de 2010

A veces la mente nos juega bromas, y nos alborota las emociones hasta hacerlas irreconocibles. Yo decidí que estaba enamorada del amor, del hecho de estar enamorada, de entregarme a alguien de una forma casi de cuentos, entre poesías y paseos por el parque; entre mimos y susurros. entre besos contenidos hasta el derrumbe absoluto de la razón. Hubo un quiebre.

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